La grafomotricidad, también llamada pre-escritura, son ejercicios especiales que desarrollan la motricidad fina y la coordinación viso-manual para lo que posteriormente será la escritura. La grafía es el trazo resultante de un movimiento realizado con algún material sobre una superficie dejando una marca, si un individuo es capaz de repetir el trazo de manera idéntica es porque lo ha interiorizado y esta listo para iniciar su proceso de escritura que es un ejercicio de control motor que surge como resultado de una gran cantidad de ajustes preceptivos, motrices, la implicación afectiva y estimulación del niño o niña, es decir que en la realización de las grafías nos encontramos con la incidencia de aspectos cognitivos, afectivos y psicomotores, del propio sujeto en situación de escribir.
Entendemos por grafomotricidad al movimiento de la escritura (Grafo= escritura, Motricidad= movimiento) es la práctica del movimiento coordinado que realizamos para escribir, como en todo lo que es práctica es repetitivo y tiene el objetivo de completar y perfeccionar el desarrollo de la psicomotricidad fina para aprender la pauta de trazo en la escritura de cada letra.
“La grafía puede entenderse como el componente de ejecución que hay en la escritura. Tanto la función, como el proceso de adquisición. Todo ello sabiendo que escribir es diferente de dibujar o trazar letras, ya que copiando letras no producimos lenguaje, aunque dibujar y copiar letras forman parte, necesariamente, de la grafomotricidad por lo tanto del proceso de aprendizaje de la escritura”, según Tolchinsky (1993)
Casi inconscientemente al escribir a mano realizamos una serie de trazos combinados ( líneas, círculos, arcos, etc) que de niños tuvimos que aprender; así por ejemplo para trazar la letra A en mayúscula imprenta, realizamos un línea diagonal ascendente, otra descendente y una horizontal que va de izquierda a derecha en medio de ambas diagonales, así de complejo es el movimiento de escribir que para los adultos ya esta mecanizado, sin embargo, en algún momento tuvimos que cumplir todo un proceso y hacer un primer trazo para practicar el manejo del lápiz y el papel hasta llegar a lo que ahora es nuestra escritura a mano, las experiencias y practicas dentro de éste proceso definen en cierta medida la calidad de nuestra “letra” actualmente.
Es por eso que los ejercicios de grafomotricidad deben abarcar y practicar cada movimiento partiendo siempre de trazos gruesos lineales y sencillos para llegar a lo fino y preciso, si bien los ejercicios son tan variados como lo es la forma de las letras, cumplimos el orden en que el niño desarrolla su control motriz: partiendo de trazos rectos, diagonales, curvilíneos y movimientos combinados cortos o continuos.
Al igual que la escritura los ejercicios debe ser realizados de arriba hacia abajo y de izquierda a derecha, que es la manera en que escribimos. El material de escritura recomendado es el marcador de agua, dado que éste permite hacer un trazo visible sin necesidad de mucha presión, sin embargo éste puede variar de acuerdo a las necesidades y competencias de cada grupo de niños y niñas; por otro lado, la práctica con diferentes materiales ejercita también el control de presión y fuerza.
¿Para qué sirve la grafomotricidad?
Como mencionamos anteriormente, la práctica del
movimiento de escribir es mucho más complejo que elaborar líneas y puntos en el
papel, en esto intervienen diferentes dimensiones interrelacionadas con el
desarrollo de infantil. Específicamente hablando, los ejercicios grafomotrices,
tienen el objetivo de desarrollar la coordinación viso-manual, es decir la
capacidad de dirigir el movimiento de la mano en coordinación con lo que se
percibe visualmente y dentro de éste: el control de la presión, frenado, direccionalidad
y fluidez al escribir, a continuación explicamos cada uno:
A.
Control de presión.- se refiere a la
fuerza que el niño invierte y la manera de sostener el material al realizar los
trazos, ya sea que el niño presiona con mucha fuerza al escribir o por el
contrario el trazo sea muy débil, la grafomotricidad ayudará a regular el tono
muscular apropiado a cada material incluso cuando éste es grueso o delgado. Así
como la manera correcta de sostener el lápiz con los dedos, evitando que el
pequeño se canse rápidamente o le duela la mano después de realizar los
ejercicios. Las actividades motrices que desarrollan ésta área son: pintar con
diferentes materiales (no es lo mismo escribir con marcadores que con lápiz o
crayones, témperas) elaborar copias con
papel carbónico siguiendo un dibujo sencillo y utilizar el punzón para calar
imágenes. En éste material podemos pedir a los niños que intercalen la presión
y realicen un segmento apretando el lápiz con fuerza y otro suavemente o que
utilicen diferentes materiales en la misma lámina.
B.
Control de frenado.- cuando el niño sabe
donde detener la línea en el trazo, se trata de lo que comúnmente llamamos “no salirse de la raya” cuando el niño al
pintar o hacer trazos sabe dónde “frenar la línea” ya sea para cambiar de dirección
y no rebasar el límite al pintar o al escribir, así los niños que aún no tienen
el control de freno tienden a salirse de la línea o realizar sus trazos
innecesariamente grandes; inicialmente éstas faltas son aceptables, los niños
están aprendiendo. Los ejercicios que desarrollan
ésta área son: el pintar dentro de espacios cada vez más pequeños, realizar
grafías cortas seguidas dejando un espacio definido entre una y otra, completar
un espacio pequeño con líneas paralelas.
C.
Control de dirección.- al escribir cada letra seguimos una dirección
y un orden en el trazo no solo en el sentido de la escritura sino la manera en
que dirigimos el lápiz al escribir cada letra es el control de dirección, si
escribimos el punto antes de la letra i probablemente quedará fuera de lugar
porque no seguimos la direccionalidad apropiada, cuando la direccionalidad es
correcta la escritura será fluida y legible. Ésta área está estrechamente
relacionada con la espacialidad del niño (noción del espacio en relación a su persona)
cuando no se desarrolla adecuadamente es probable que al escribir invierta
letras y número, así tampoco se puede
pedir al niño “realiza la línea de
izquierda a derecha” si aún no distingue cuál es su lado derecho o
izquierdo, existen otros ejercicios para trabajar la espacialidad. Cuando en
las láminas de grafomotricidad se señala con flechas la dirección en que debe
realizar cada trazo se exige al niño que cumpla para desarrollar el control de
dirección. Una actividad que desarrolla la direccionalidad es el realizar un
líneas en una cuadrícula de por ejemplo 6x6 cuadros o puntos el niño deberá
partir de un lugar y seguir la pauta de flechas, avanzar un cuadro por cada
flecha y llegar a otro arriba, dos a la izquierda, uno abajo.
D.
La fluidez.- el resultado del desarrollo de todos
los anteriores es la fluidez al escribir, es decir que la escritura sea
continua y fluida, una letra a continuación de la otra siguiendo un mismo
tamaño y linealidad, que el niño no se detenga a pensar cómo se escribe la
siguiente letra. La fluidez como indica el nombre es la capacidad de realizar
una escritura ágil, directa y continua, que el niño cambie de dirección sin
necesidad de detener el trazo o “levantar el lápiz”. Así para desarrollar ésta
área están los ejercicios con movimientos continuos combinados, como las líneas
zigzag, lazos, y bucles unidos
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